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Sálvate a ti mismo

Resumen de la prédica

Entender la cruz me mueve a agradecer, adorar y compartir. Jesús tomó mi lugar, me dio vida y ahora soy portador del mensaje de reconciliación para que otros también conozcan su amor.
Notas del mensaje
Entender la cruz me mueve a agradecer, adorar y compartir. Jesús tomó mi lugar, me dio vida y ahora soy portador del mensaje de reconciliación para que otros también conozcan su amor.
Índice del mensaje
“Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él.”
2 Corintios 5:21 NBLA

4 Ciertamente Él llevó nuestras enfermedades, Y cargó con nuestros dolores. Con todo, nosotros lo tuvimos por azotado, Por herido de Dios y afligido. 5 Pero Él fue herido por nuestras transgresiones, Molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, Y por Sus heridas hemos sido sanados. 6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, Nos apartamos cada cual por su camino; Pero el Señor hizo que cayera sobre Él La iniquidad de todos nosotros.”
Isaías 53:4-6 NBLA
13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros, porque escrito está: «Maldito todo el que cuelga de un madero», 14 a fin de que en Cristo Jesús la bendición de Abraham viniera a los gentiles, para que recibiéramos la promesa del Espíritu mediante la fe.”
Gálatas 3:13-14 NBLA

El Dios Crucificado, Jurgen Moltman

El que es capaz de amar, es capaz también de sufrir, pues se abre también al sufrimiento que va implicado en el amor, y con todo, permanece superior a él en virtud del amor. La negación justificable de que Dios sea capaz de sufrir por ser un defecto de su ser, no tiene por qué conducir a la negación de que sea capaz de sufrir a consecuencia de la plenitud de su ser es decir de su amor.
1 Y Él les dio vida a ustedes, que estaban muertos en sus delitos y pecados, 2 en los cuales anduvieron en otro tiempo según la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. 3 Entre ellos también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. 4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, 5 aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia ustedes han sido salvados), 6 y con Él nos resucitó y con Él nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús…”
Efesios 2:1-6 NBLA

El Dios Crucificado, Jurgen Moltman

El que sufre no está precisamente enojado, ni se pone furioso y lleno de protesta contra su destino. Sufre porque vive y está vivo porque ama. La persona que ya no puede amar ni a sí misma ya no sufre más, porque está sin pena, sin sentimientos, indiferente. Por tanto, el que ama se vuelve vulnerable. Puede sentirse herido y decepcionado. A esto se le puede llamar la dialéctica de la vida humana. Vivimos porque amamos y vivimos en la medida en que amamos. De este modo, experimentamos la vida y la muerte en el amor.
18 Y todo esto procede de Dios, quien nos reconcilió con Él mismo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; 19 es decir, que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo con Él mismo, no tomando en cuenta a los hombres sus transgresiones, y nos ha encomendado a nosotros la palabra de la reconciliación. 20 Por tanto, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros, en nombre de Cristo les rogamos: ¡Reconcíliense con Dios! 21 Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él.”
2 Corintios 5:18-21 NBLA

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